La salud física y la salud mental van de la mano en un gran número de casos, razón por la cuál el ejercicio físico se ha considerado como un fármaco más a la hora de tratar alteraciones mentales como la ansiedad y la depresión. El creciente número de diagnósticos de dichas enfermedades ha hecho que aumente con él los medicamentos antidepresivos. Sin embargo, dichos fármacos no son eficaces para todo el mundo y pueden tener efectos secundarios. ¿Y si utilizamos el running como pastilla para tratarlos?
El running como pastilla para tratar ansiedad y depresión
El ejercicio físico es una alternativa al tratamiento farmacológico frente a numerosas enfermedades, entre ellas la ansiedad y al depresión. Una publicación de este año en el Journal of Affective Disorders comparó los efectos sobre la salud física y mental del running frente a los antidepresivos.
Se basaba en hipótesis y hallazgos de estudios anteriores que habían encontrado que el running era igualmente efectivo que la medicación antidepresiva en personas con depresión leve a moderada. En los casos de depresión grave el ejercicio ayuda mucho, pero puede tener que complementarse con otros tratamientos farmacológicos.
El hallazgo del estudio citado anteriormente es claro: la medicación antidepresiva y el ejercicio tienen porcentajes de remisión similares y efectos similares sobre los niveles autoinformados de depresión y ansiedad. Es decir, obtenemos prácticamente los mismos beneficios, pero sin efectos secundarios y mejorando nuestra salud física con el ejercicio.
El ejercicio físico como el running puede incluso tener una recuperación más temprana y de mayor nivel que los fármacos. El único escollo del running es que muchas personas prefieren tomarse una pastilla que hacer ejercicio físico, y ese es un arduo trabajo social que falta por hacer.
Razones por las que el running y el ejercicio físico funciona como (o más) que una pastilla
El ejercicio físico no abarca solamente el aspecto fisiológico, que es el que logra cascadas que involucran mecanismos que ayudan frente a la ansiedad y la depresión. A nivel biológico se sabe que el ejercicio afecta a las vías neurobiológicos y fisiológicas, reduciendo factores como el estrés oxidativo, el cortisol o la inflamación.
A nivel social, comenzar a correr puede llevarnos a integrarnos en un club de atletismo, a conocer personas en el gimnasio o cualquier aspecto que potencie las relaciones sociales. No hay duda que interactuar con los demás nos ayuda a todos a sentirnos mejor.
Al sentir que vamos mejorando nuestras marcas, e incluso nuestra composición corporal, hay factores como la autoestima que pueden aumentar también. Todo en su conjunto ayudará a la tercera pata de la salud, la parte mental. La unión de bienestar físico, social y mental es la verdadera salud, y el ejercicio físico es una piedra angular que los une todos.
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Imágenes | Jozsef Hocza (Unsplash), Jonathan Borba (Unsplash), Martins Zemlickis (Unsplash)