El buen descanso y la buena calidad de nuestro sueño está estrechamente relacionado con nuestro peso. Esto se debe, entre otras cosas, a las alteraciones que las hormonas de la grelina y de la leptina sufren cuando no obtenemos el descanso necesario.
No solo eso, sino que, además, altera nuestros niveles térmicos, afectando a nuestro gasto energético y, además, nos deja más tiempo libre para comer, lo que impacta directamente en el número de calorías que consumimos al día. Lo que quizás no quedaba tan claro, hasta ahora, era qué cantidad de restricción del sueño podía afectarnos y hasta qué punto.
Ahora, una nueva investigación viene a dar algunas respuestas a estas dudas y a recordarnos, una vez más, la importancia de un buen descanso y en cómo unos pocos días de mal sueño - alrededor de cuatro - no solo afecta a la metabolización de la glucosa, sino también de las grasas y a nuestros niveles de saciedad al comer.
Para realizar esta investigación de 10 días contaron con 15 participantes, todos hombres jóvenes y saludables. La investigación se llevó a cabo en laboratorio y pasaron cinco días sin dormir más de cinco horas en la cama cada noche y las otras cinco noches durmiendo normal. Estos participantes cenaban antes una cena rica en grasas.
Lo que encontraron es que tras tan solo cuatro noches de haber dormido menos de cinco horas, los participantes se sentían menos saciados con la misma cena que cuando la habían comido descansando bien.
Además, llevaron a cabo análisis de sangre de los participantes para poder comparar sus niveles de lípidos con la falta de descanso y cuando estaban bien descansados. Lo que encontraron en que la restricción de sueño afectaba a cómo metabolizaban los participantes la grasa. Así, lo que encontraron es que los lípidos no se evaporaban, sino que se acumulaban en mayor medida.
Posterior a estos cinco días durmiendo poco, los participantes pudieron dormir dos noches durante 10 horas seguidas. Los niveles de saciedad y la acumulación de lípidos se regulaban un poco, pero no volvían a niveles normales.
Aunque se trata de una investigación limitada por la pequeña muestra y la edad y sexo de los participantes - todos hombre y jóvenes - nos da una idea de la pequeña restricción de sueño (similar a la que algunas personas tenemos entre semana) que hace falta para que empiece a afectar a nuestro peso.
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