Okinawa es una de las cinco zonas azules del mundo en las que se agrupan la mayor parte de personas centenarias. Dos autores españoles viajaron a Ogimi, en Okinawa, para analizar cuál era el secreto de esa longevidad. Después de analizarlo lo plasmaron en su libro Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz. De ahí vamos a extraer los principales comportamientos que tienen estos japoneses y que explican, en parte, por qué es normal ver a personas de más de 100 años por sus calles.
Okinawa: una de las cinco zonas azules mundiales de la eterna juventud
Okinawa es una de las zonas azules mundiales donde se encuentran las personas más longevas que superan en muchos casos los 100 años de edad. Héctor García y Francesc Miralles viajaron a Ogimi, uno de sus pueblos, para comprobar qué tenían en común este grupo de centenarios japoneses, incluyendo algunos supercentenarios de 110 años.
En su libro Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz entrevistan a japoneses como Misao Okawa de 117 años o a Jeanne Calment de 122 años. Después analizaron todo lo que tenían en común para ver si podían explicar por qué es normal vivir 100 años en esta zona azul de Japón.
Si los autores tuvieran que resumir cuáles son las claves de la longevidad utilizarían esta frase de su libro: "una vida larga depende sólo de tres cosas: ejercicio para la salud, comer bien y juntarte con gente". Otro resumen en una frase podría ser: “ese es el secreto de una vida larga: juntarte con todos e ir de aquí para allá".
Todos tenían un huerto: actividad física y nutrición
Prácticamente la mayoría de ancianos de Ogimi tenían un huerto al que acudían a diario para trabajar su tierra y cosechar alimentos. Héctor y Francesc comentan que no era común ver a los adultos mayores sentados en un banco sin hacer nada.
De este comportamiento se extraen dos claves principales de la longevidad: actividad física diaria para cuidar del huerto y alimentación saludable al ingerir la comida que la tierra les da.
Alimentación saludable sin llenarse
Su dieta tiene mucha variedad de alimentos, sobre todo de origen vegetal acompañados con especias:
Mucha fruta y verdura, incluyendo el shikuwasa, el cítrico por excelencia de Okinawa. Apenas consumen azúcar de forma directa. Comen pescado al menos 3 veces por semana. Ingieren menos calorías a diario comparados con el resto de Japón. Toman diferentes tés, y algunos propios como el té de sanpincha.
Cumplen con el refrán popular japonés hara hachi bu que significa “la barriga al 80%”. En Vitónica detallamos en qué consiste este hábito japonés que se asocia con una vida más larga y más saludable. A grandes rasgos significa no llenarnos nunca, sino que es mejor hacer menos comidas y parar cuando estemos saciados al 80% de nuestra capacidad.
La base de su ejercicio físico es el movimiento
El sedentarismo es el enemigo de la juventud. Como algún anciano le dijo a Héctor y Francesc: el secreto de la vida es trabajar. Si no trabajas tu cuerpo se estropea. Ellos no entienden el trabajo como lo hacemos en occidente, lo vamos a ver posteriormente.
Estudios que se han realizado en las zonas azules donde viven grupos de personas longevas indican que los que viven más no son los que más deporte hacen, sino los que se mueven más en su día a día. Si tú pasas sentado 10 horas al día y entrenas una hora en el gimnasio no eres una persona activa, eres un sedentario que entrena.
Lo ideal, al igual que hacen en Ogimi (Okinawa), es ser personas activas cuidando el huerto, yendo caminando a todas partes y sumando actividad física en el día a día. Si a eso le añadimos el ten necesario trabajo de fuerza y algunas sesiones de alta intensidad tendremos el "cóctel de la eterna juventud".
Ogimi tiene una forma de vida antigua en tiempos modernos
Una asociación de vecinos
Además de ser vecinos se sienten unidos y queridos como si fueran una familia. Pertenecen a una comunidad y cultivan las amistades cada día. Cuentan con muchos amigos y sus relaciones familiares son buenas.
En Ogimi tienen una expresión local que se traduce como "trata a todos como si fueran tus hermanos, aunque sea la primera vez que los conoces". El término para ello es "ichariba chode".
Se agrupan en moai que son grupos informales de gente con intereses comunes que se ayudan entre sí. Estar en un moai ayuda a mantener la estabilidad emocional y también la financiera. Este sentimiento de pertenencia y ayuda mutua aporta seguridad a la persona y contribuye a aumentar la esperanza de vida.
Disfrutan y no se preocupan tanto
La música, cantar y bailar es parte esencial de su día a día. No viven estresados y preocupándose por cosas que luego no ocurren. El estrés potencia el envejecimiento celular, lo que va en contra de la longevidad. Se asocia además a diferentes alteraciones de salud que pueden afectar a nuestros sistemas, como por ejemplo al cerebro o al sistema digestivo.
Una de las formas en que lo consiguen es viviendo sin prisas. También su actitud positiva frente a los acontecimientos que van surgiendo les ayuda a ver los problemas con optimismo. Ellos cuentan con "un balneario en su mente capaz de darle vacaciones instantáneas".
Cumplen a raja tabla lo que decía el filósofo Epicteto: el hombre es afectado no por los eventos, sino por la forma en que los considera. Siguen una actitud estoica o de serenidad ante las dificultades, y eso reduce los niveles de ansiedad y estrés.
La terapia Morita lo explica con una fábula: si un burro esta atado a una farola, continua caminando para intentar escapar, pero comienza a dar vueltas y al final termina inmovilizado junto a la farola. Lo mismo nos pasa a las personas cuando tenemos pensamientos recurrentes y obsesivos e intentamos bloquearlos con otros pensamientos.
Un propósito (ikigai) como brújula y pasión por lo que hacen
Ikigai es un concepto japonés que se traduce como “la felicidad de estar siempre ocupado”. El ikigai es la razón por la que nos levantamos por la mañana. Quien encuentra su ikigai lleva ya consigo todo lo necesario para una larga y dichosa travesía.
Mihaly Csikszentmihalyi utiliza el término fluir en su libro "Fluir: Una psicología de la felicidad" para referirse a ese estado de placer y creatividad en el que nos vemos inmersos cuando hacemos algo que nos gusta. Bruce Lee y su famosa frase también describen este proceso: "be water, my friend (sé agua, amigo mío)"
Para que se produzca ese estado tenemos que hacer algo que nos gusta y centrarnos en ello, y solo en ello. No hay pasado ni futuro; no hay tecnología que nos distraiga; no hay nada más que nosotros y la tarea. ¿Cuándo ha sido la última vez que has entrado en modo "fluir"?
Celebran las pequeñas cosas
El Ichi-go ichi-e japonés se podría traducir como "este momento solo existe ahora y no se volverá a repetir". Por esa razón le dan importancia a todas las pequeñas cosas, como es un cumpleaños. Para ellos celebrar el 105º cumpleaños no es estar más cerca de morir, sino disfrutar de vivir un año más.
Una mala jubilación es comenzar a morir
Estos japoneses de Ogimi (Okinawa) ni siquiera tienen un término para la jubilación, como tenemos en occidente. Como el actor que quiere morir en las tablas, o el pintor que desea realizar arte hasta el último día de su vida, una clave para la longevidad es estar ocupado hasta el último día en lo que nos gusta.
Ellos están ocupados hasta el último día, y eso les ayuda a ser más longevos. En Occidente deseamos que llegue la jubilación para no trabajar, pero en muchos casos las personas jubiladas se ven abocadas al aburrimiento y la soledad, ambas contraproducentes para una buena salud y larga vida.
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