Una de las frutas secas que ofrece mayor nivel nutritivo y energético es el dátil. Además de ser un fruto al que podemos acceder todo el año (aunque muchos lo aparquen para Navidad), si practicamos deporte o desgastamos mucha energía, deberíamos incluirlo en nuestra dieta.
Los dátiles son ricos en azúcares y minerales, una buena fuente de fibra soluble que ayuda a combatir el estreñimiento y posee fitonutrientes con efectos antioxidantes. 100 gramos de dátiles nos aportan unas 270 calorías, de ellas, el 75% son carbohidratos, azúcares simples que nos proporcionan un rápido aporte energético. Sus grasas, que son sólo 0,5 gramos por cada 100, son cardiosaludables, omega-3, omega-6 y ácido oleico. Su valor nutritivo se ve aumentado por su desecación y además de ser un reconstituyente físico, se considera un aliado para los esfuerzos intelectuales. Los beneficios de su consumo se extienden a algunos problemas de salud, como la inapetencia, las afecciones estomacales e incluso, cocidos con leche, suavizan las vías respiratorias. No olvidemos que su contenido en magnesio, triptófano y vitamina B5 ayudan a conciliar el sueño.
Por los azúcares que poseen, los dátiles están contraindicados en caso de diabetes, obesidad o trastornos gástricos como la acidez, también en personas sensibles a padecer migraña, ya que contiene tiramina, una sustancia vasodilatadora.
Siempre será mejor adquirir los dátiles naturales, sin adición de azúcares, que tengan un color uniforme y un aspecto llamativo. En su conservación hay que procurar que no se deshidraten más, por lo que conviene protegerlos del aire y del sol, guardados en un bote hermético en un lugar fresco y seco, así pueden durar meses, pero mucho mejor será consumirlos y cargarnos las pilas.
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