En el mundo de la nutrición y de la dietética existe mucho intrusismo, tal vez solo superado por lo que sucede en el mundo de la fisioterapia con quiromasajistas, masajistas u osteópatas.
Dado que la nutrición está inevitablemente relacionada con objetivos como la pérdida de grasa y que existe tanta presión social para gozar de un cuerpo con un bajo porcentaje de la misma, aquellas personas que por hábitos o experiencia propia lo han logrado, suelen sentirse capacitadas para dar consejos a los demás o incluso asesorarles. Las revistas de moda o del corazón tampoco ayudan.
Sea como fuere, la dietética y la nutrición se ha convertido en una profesión sobre la que cualquiera puede opinar. Yo por ejemplo, siendo dietista, he tenido que discutir con mis padres o con amigos que evidentemente no tienen idea alguna del tema.
Cuando se te avería el coche acudes al mecánico pero cuando necesitas dietoterapia por la razón que sea, acudes a internet, al vecino o al cuñado. Así estamos.
En este artículo, vamos a contarte tres claves que te ayudarán a distinguir a un verdadero dietista o nutricionista o al menos a distinguir a uno malo.
No tiene un título oficial reconocido por el ministerio de educación
Esto es un poco difícil de saber si no preguntas al profesional en cuestión o si no tiene los títulos colgados en la pared de su consulta. También podría no decirte la verdad o no tener consulta presencial.
Sea como fuere, como consumidor o paciente debes saber que en España solo pueden ejercer en calidad de profesionales de la dietética y de la nutrición aquellos que hayan cursado y superado o bien el grado superior en dietética o bien el grado universitario en nutrición humana y dietética.
En el primer caso se dispondrá del título que rezará lo siguiente:
- "Técnico Superior en Dietética".
En el segundo caso sería:
- "Graduado en Nutrición Humana y Dietética".
Es importante hacer hincapié en esto y en las palabras que deben aparecer en el título puesto que muchas empresas o instituciones privadas juegan con esto para camuflar que los estudios o cursos que ofrecen no son oficiales. Así pues nos podemos encontrar con "Expertos en dietética" o "Técnicos expertos en nutrición". En ninguno de los casos estaríamos hablando de un verdadero técnico superior en dietética.
Solo sabe trabajar con un tipo de dieta o les pauta a todos los pacientes la misma
Podemos encontrarnos dos casos principalmente:
- Aquellos que pautan prácticamente la misma dieta a todo el mundo variando las cantidades.
- Aquellos que pertenecen a una escuela de pensamiento o están sesgados por ella. Nos referimos a todos aquellos que por defecto pautan dietas como la cetogénica o la paleolítica o que tienen claras reticencias hacia alimentos que por puro dogma no pertenecen o no son admitidos dentro de esas formas de alimentarse.
El problema de dietas como la cetogénica o la paleolítica es que o bien suelen abusar de alimentos de origen animal o bien rehúyen de alimentos básicos para la salud del ser humano por razones "ancestrales" como es el caso de la dieta paleo y las legumbres.
La base de la alimentación del ser humano deberían ser los alimentos de origen vegetal, pero si un dietista vegetariano o vegano impusiera a todos sus pacientes esta forma de comer, sin transición alguna, nos encontraríamos también ante cierta falta de profesionalidad.
En todo caso el profesional debe proponer, sugerir y en definitiva educar, pero nunca imponer o trabajar de cierta manera más por una forma de pensar que por motivos profesionales.
No hace seguimiento o únicamente se basa en el peso corporal
Se lleva mucho en el mundillo lo de imprimir un menú para ponerlo en la nevera y ver al paciente una vez al mes.
Tristemente hay incluso profesionales con estudios oficiales que perpetúan estas prácticas pero al menos sabiendo esto pueden saltarte las alarmas. Ya no es solo cuestión de que esté titulado sino de que se puede estarlo y ser un mal profesional.
La dietética es una profesión sanitaria que sí, a través de la dietoterapia busca paliar o tratar muchas enfermedades, pero sobre todo lo que debería buscar es educar y dar herramientas y conocimiento al paciente para que en el futuro sepa tomar mejores decisiones nutricionalmente hablando.
Si mandas una dieta genérica al paciente, no se la explicas, lo ves de vez en cuando y cuando lo ves solo te fijas en el peso corporal, o no eres profesional o eres uno pésimo.
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