Si tienes agujetas en el cuello el día después de hacer abdominales es un síntoma inequívoco de que hay que mejorar la técnica. Suele ser un error de novato, el flexionar en exceso el cuello al hacer abdominales cada vez que subimos, pero cuando incluimos abdominales más duros o con cargas también solemos tender a la flexión y pueden aparecer agujetas al día siguiente.
El cuello es una zona muy delicada, por lo que las agujetas ahí no son plato de buen gusto. Cuando hacemos abdominales debemos procurar bloquear el cuello y mover sólo el tronco. Poner las manos detrás de la nuca es algo que no ayuda, porque se va a tender por inercia a empujar y flexionar el cuello. Mejor poner las manos en el pecho, separar la barbilla del cuerpo y centrarnos en hacer el ejercicio sin flexionar el cuello.
Para mejorar la técnica de abdominales suele ayudar el ponerse lateral a un espejo y observar la posición del tronco durante el movimiento, sobre todo de la parte superior, donde no debe de haber una excesiva flexión. Hay otro truco: mirar un punto fijo encima de nuestra cabeza y cuando subamos seguirlo con la mirada, esto evitará que realicemos la flexión cervical, la causante de las agujetas.
Atrás quedan esos abdominales en los que se subía completamente el tronco a la vertical, trás estudios biomecánicos se ha visto como la contracción de los músculos abdominales se limita a levantar unos centímetros el tronco del suelo, pasado esto ya empiezan a actuar otros músculos que no nos interesan como el psoas iliaco.
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