Después de pasar el verano corriendo en la cinta del gimnasio, junto al aire acondicionado, ha llegado el otoño, con menos sol y temperaturas más adecuadas que nos permiten dejar la cinta y salir a correr al aire libre para obtener mayores beneficios.
Si salimos a correr al aire libre, nuestro cuerpo tendrá que realizar un esfuerzo extra para mantener una buena temperatura corporal, nuestras articulaciones pueden sufrir menos que en el tapiz rodante si escogemos superficies blandas, gozaremos de una mayor relajación y de un mejor aire para respirar y además, está comprobado que correr en plena naturaleza quema más calorías que si lo hacemos en una cinta en el gimnasio.
Por otro lado, podemos aprovechar el mejor clima y las irregularidades propias de la naturaleza para acentuar la intensidad del entrenamiento corriendo en cuesta o con el viento en contra.
Si abandonamos la cinta y optamos por correr al aire libre, podemos disfrutar de grandes ventajas para el organismo, así como para el entrenamiento. Eso sí, recuerda tomar siempre algunas precauciones tales como llevar tu botella de agua, usar protección solar y prestar atención al terreno por el que corremos, porque las irregularidades pueden ser tanto una ventaja como un riesgo de lesión.
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