Todos hemos leído alguna vez, o muchas, sobre las ventajas de iniciar una vida activa para nuestra salud. Hacer deporte nos mantiene en forma y cuida nuestro corazón, a la vez que previene el riesgo de sufrir diabetes, colesterol alto o hipertensión arterial, por nombrar solo algunos de sus beneficios más importantes.
Cada vez somos más los que nos apuntamos, por no hablar de cómo nos enganchan las Apps y Dispositivos que nos sirven para medir nuestros progresos y poder organizar juegos y competiciones online.
Pero hay algo más que no solemos encontrar en las teorías o la tecnología, y es cómo nos cambia dejar atrás el sedentarismo, en nuestro día a día y nuestra forma de sentirnos. Dos aspectos muy personales y variables, pero que quien practica algún ejercicio sabe bien que son el motor para seguir siempre adelante.
Así se los explicaría a un amigo, para animarle a moverse conmigo:
Prepárate para una auténtica metamorfosis
No se trata de transformarse de una tarde para otra, pero pasados los primeros años, al mirar atrás, tomas conciencia de tu evolución y de cómo has ido abandonando algunos hábitos no saludables, casi sin darte cuenta. La actitud, la energía y la disposición es totalmente diferente y a veces hasta cuesta recordar cómo te comportabas antes.
Aun así, lo primero que le diría a un amigo es que entiendo su resistencia inicial. Cuando pasas de la cama al coche y de ahí a la silla de la oficina, todo da una tremenda pereza. A mí no me gustaba sentir cansancio todo el día, pero antes también era así. Cuanto más quieto permaneces más te duele todo. Por suerte bastaron los primeros pasos para que la pereza se convirtiera en ganas, y esa ha sido una de mis mayores gratificaciones
Otra consecuencia que parece "magia" es que cuando empiezas a disfrutar de alguna actividad, el tiempo que antes nunca encontrabas de repente aparece, como si los días se estiraran para que tengas tu hueco para correr, trasladarte al trabajo en bici o ir al gimnasio.
Acabas organizándote mejor y eso, de alguna forma, termina reordenándote para bien el resto de la vida. Al igual que también influye en otros ámbitos el sentirte orgulloso de tu voluntad, de tu evolución o de comprobar que cuando te propones una cosa y te esfuerzas en conseguirla, tienes posibilidades reales de cumplir tu objetivo.
Desde que practico deporte aquello de “nunca termino lo que empiezo” ya no es para mí, aunque curiosamente eso no hace que me estrese más, más bien todo lo contrario, después de una buena sesión de pilates o spinning, la sensación de bienestar me acompaña prácticamente todo el día y me ayuda a tomarme las cosas con más calma.
Por otro lado, también me relaja mucho y me ayuda a enfocar la jornada con mejor ánimo salir a correr al aire libre. Nuestras ciudades tienen sitios fantásticos en los que recrearnos, como los que aparecen en esta lista imprescindible con algunos de los mejores sitios de España para practicar running.
Hasta donde quieras llegar
Hay muchas razones para empezar a hacer ejercicio, pero personalmente ninguna consiguió motivarme lo suficiente hasta que me centré simplemente en pasarlo bien. Todo lo demás también estaba presente, pero cuando realmente di el gran salto fue cuando me decidí a probar, buscar los entrenamientos que más me estimularan, y a partir de ahí tomármelos como un tiempo de regalo para mí, en lugar de sentirlos como una obligación.
Hay que tener en cuenta nuestra forma de ser y nuestro estado físico inicial a la hora de elegir un deporte, para que nos apetezca continuar y progresar.
Uno de mis errores de entrada fue pensar en objetivos en ese momento inalcanzables o marcarme metas complicadas a corto plazo, hasta que me di cuenta de que solo con moverme, aunque fuera un mínimo, ya suponía una considerable mejora frente a la inactividad absoluta, así que me centré en conseguir eso.
La idea es que seguramente el primer año no logres apuntarte a la Spartan Race, una competición de lo más dura, según cuentan desde dentro, pero tienes otras opciones más asequibles.
¿Sabías que carreras populares, como la mítica San Silvestre, se adaptan al nivel que tengas sea cual sea? En este artículo explican cómo conseguir estar listos para participar en ella en tan solo tres semanas. Aunque de momento puedes empezar simplemente por caminar a ritmo rápido si lo prefieres, y ya verás como el cuerpo te acaba pidiendo un poco más en cada sesión.
Para finalizar, a mí amigo le diría que la única forma de que pueda entender de verdad todo lo que le estoy contando es comprobándolo por él mismo, y le invitaría a practicar algún deporte juntos o incluso a apuntarnos a algún equipo, aunque tenga que dejarle ganar de vez en cuando.
También le diría que todo esto se lo cuento porque quiero lo mejor para él y sé que si se pasa conmigo “al otro lado”, aunque ahora le cueste creerlo, muy pronto va a empezar a disfrutarlo.
Y tú, ¿qué resaltarías sobre cómo te ha cambiado el deporte?
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