Queremos ponernos en forma, queremos estar bien y queremos sentirnos a gusto con nuestro cuerpo. De acuerdo. Comenzamos a buscar una buena dieta, a hacer un poco de ejercicio y a buscar la pérdida de peso, algo más complicado de lo que parece.
Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que no lo estamos consiguiendo, al contrario. Puede, incluso, que hayamos ganado algo. Por otro lado, delante del espejo las cifras no parecen concordar con lo que vemos. ¿Qué está pasando?
¿De qué depende el peso? ¿Y el volumen?
Está claro de qué hablamos cuando mencionamos el peso: ese número que aparece en la balanza cuando nos subimos a ella. El peso indica la cantidad de tejido que arrastran nuestros huesos, ellos incluidos. Entre este tejido se encuentra la piel, el músculo, la grasa y el agua que acumulan.
Por el contrario, el volumen da otro tipo de información: la disposición y proporción de dichos tejidos. Imaginemos que nos pesamos antes de ponernos a hacer ejercicio y anotamos el numerito. Tras eso, nos pasamos dos meses haciendo deporte, comiendo decentemente, bebiendo más agua, fibra... todo lo necesario para adelgazar.
Cuando nos volvemos a subir a la balanza, sin embargo, nos encontramos con una cosa inquietante: no hemos bajado de peso. Sin embargo, la composición corporal se nota y hemos tenido que hacer nuevos agujeros al cinturón, hemos comprado pantalones nuevos, esa camiseta que antes no nos agradaba ahora nos queda de maravilla...
El volumen de nuestro cuerpo ha cambiado. ¿Ha aumentado o ha disminuido? Depende de las zonas. Sin embargo, comprobaremos que en términos generales es menor, especialmente en la barriga, las caderas y cintura, glúteos... Esto se debe a la reducción de grasas, las cuales se consumen como consecuencia de nuestra actividad. A cambio, a lo mejor hemos conseguido un aumento de músculo.
Medir el volumen, ¿cómo?
El peso es más sencillo de medir (aunque no mucho más), puesto que solo tenemos que subir a la báscula. Pero el peso puede ser engañoso ya que podría haberse convertido en peso muscular. Aún así, suele ser el valor más recurrente en nuestra búsqueda por un cuerpo perfecto. Como decíamos, aunque un pelín más complicado, medir el volumen es una mejor idea.
¿Y cómo lo hacemos? Pues con algo tan sencillo como una cinta métrica. Básicamente es lo que han hecho los sastres toda la vida: midiendo la circunferencia abdominal, las caderas o cualquier otra parte del cuerpo. Este sistema, aunque mejor que el peso, no es tan preciso como el lipocalibre.
Un lipocalibre es una herramienta para medir el porcentaje de grasa corporal. Consiste en una especie de pinza con unas reglas calibradas. Podemos tomar las medidas en diversos pliegues. Estos pliegues "esconden" la grasa acumulada en el tejido adiposo, bajo la piel.
Dependiendo de dichas mediciones podemos usar diversas fórmulas para calcular el porcentaje total de grasa que tiene nuestro cuerpo. El lipocalibre es la medida más certera para saber si realmente estamos mejorando nuestra salud ya que perder grasa es un símbolo inequívoco, especialmente si a cambio estamos ganando músculo.
Perder grasa siempre es mejor
En general podemos decir siempre, sin lugar a dudas, que perder volumen es mucho más importante que perder peso. Las pérdidas de peso son muy variables. Por ejemplo, a lo largo del día, si el cuerpo lo necesita, podría llegar a perder hasta 300 gramos de glucógeno, el almacén de azúcares, y 900 gramos de agua.
Esto es algo más de un kilo a lo que podemos añadirle otra clase de factores: si hemos ido al baño, la hora a la que nos pesamos, el error de la báscula... En definitiva, el peso no es un sistema demasiado fiable para medir el progreso. Por el contrario, el volumen sí que nos permite determinar la pérdida de grasa.
La pérdida de grasa, como decíamos, es una buena señal de que estamos poniéndonos en forma. Es más, si mantenemos el peso pero reducimos el volumen, eso querrá decir que estamos ganando músculo, ya que la grasa suele ser más voluminosa pero menos densa que el tejido muscular.
Esto es siempre cierto excepto en los momentos de definición muscular, para halterofilia y deportistas con mucho desarrollo muscular. Para el resto de personas, especialmente si no practicamos deporte de manera regular e intensa, la pérdida de grasa y, por tanto, de volumen, siempre es preferible y mucho más positiva que la pérdida de peso.
Imágenes | Unsplash, Wikimedia