Seguimos en pandemia, pero no de COVID-19, sino una que lleva latente casi 50 años: la obesidad. Un informe científico publicado en la prestigiosa Nutrients ha intentado dar con el origen que supuso un crecimiento exponencial de obesidad. Alrededor de 1980 se produjo una circunstancia que, casualidad o causalidad, coincidió con el repunte de personas con exceso de grasa. ¿Podría eliminarse la pandemia de obesidad si se eliminase ese factor que surgió a finales de la década de los 70's?
¿Qué "virus" disparó los niveles de obesidad hace unas décadas?
¿Por qué se disparó la obesidad alrededor de 1980? Ha habido mucha especulación sobre la verdadera causa de esta epidemia pero, hasta el momento, ninguna explicación ha ganado una amplia aceptación. Una investigación reciente intenta dilucidar qué factores pueden ser los responsables de ello.
Aunque se centra en Estados Unidos, sus hallazgos pueden ser extrapolables al resto de países occidentales, ya que los posibles factores que desencadenaron la epidemia de obesidad no solamente se encuentran en dicho país. Si damos con el principal detonante de la obesidad, aunque es multifactorial, podremos prevenir esta enfermedad que cada vez afecta a más población.
En 1980 pasó algo que aumentó drásticamente el número de personas con obesidad
Diferentes informes científicos señalan los años alrededores de 1980 como el inicio de la epidemia de obesidad. Antes de dicho año existía la obesidad, pero en a niveles mucho inferiores de los que acontecieron de ahí en adelante.
En EE.UU. solo hubo un mínimo aumento de personas con obesidad de aproximadamente el 0,5% entre los años 1971 - 1973 a 1974 - 1980. Sin embargo, desde ese tramo de 1974 - 1980 a los tramos siguientes hubo un rápido aumento que se ha ido manteniendo en el tiempo.
En los años 1976 - 1980 había en torno a un 15% de obesidad en EE.UU., pero llegados a 1999 - 2000 se duplicó y pasó a ser del 30,9%. Todos los grupos de edad, en cualquier grupo étnico, tanto hombres como mujeres, aumentaron sus tasas de obesidad.
Este aumento en la prevalencia de la obesidad ha continuado creciendo hasta la actualidad. Por lo tanto, algo ocurrió en esa fecha a nivel global, ya que afectaba a todos, que fue el detonante del crecimiento exponencial de la obesidad. ¿Qué sucedió?
¿Trabajos más sedentarios? Podría ser
Una posible explicación que nos viene a la mente es que mucho ha cambiado el mundo desde la década de los 70's, lo que ha disminuido drásticamente la cantidad de actividad física que realizamos. Los trabajos han pasado, en su mayoría, a ser menos físicos de los que eran hace cuatro o cinco décadas.
Sin embargo, el informe en el que nos estamos basando explica que, aunque tiene relación con la obesidad, la actividad física relacionada con el trabajo no fue el principal factor que inició la pandemia de la obesidad. Los niños también aumentaban su exceso de grasa, y no estaban en edad de trabajar.
A partir de entonces la población tuvo más acceso a coches y transporte público, lo que también disminuía la cantidad de energía que gastábamos cada día. Aquí entra en juego un detalle que lo contrarresta y es que a finales de la década de los 1970 el ejercicio se volvió más popular, con ejemplos como salir a trotar, el conocido jogging.
Jane Fonda y sus rutinas atléticas estaban en auge en esos años. Prueba de ello es que su libro Jane Fonda's Workout Book, publicado en 1981 estuvo dos años como el más vendido de la lista de The New York Times.
Para acumular grasa debe darse una condición: ingerir más energía (alimentos) de la que gastamos (mantenernos vivos + actividad física). Si el gasto de energía se equilibró mediante un aumento de ejercicio físico, nos queda mirar al otro factor: la dieta.
¿Grasas o hidratos de carbono? Señalados como culpables, pero no lo son
En primer lugar se culpó a las grasas de la dieta como protagonistas del crecimiento exponencial de la obesidad al final de la década de los 70s. En ese momento surgió la primera edición de Dietary Guidelines for Americans, que ha continuado desde entonces dando recomendaciones de dieta.
En dicha primera edición se recomendaba reducir las grasas para frenar el aumento de obesidad. Surtió efecto y los estadounidenses redujeron la cantidad de grasas de su dieta. También se miró al lado de los carbohidratos señalándolos como culpables de la epidemia de aumento de obesidad que se estaba viviendo.
En concreto, el azúcar era el carbohidrato señalado, en parte porque su precio cayó de forma importante después de 1980. Hubo un aumento significativo de consumo de bebidas azucaradas, lo que hacía que se ingieran más calorías en la dieta. Si comemos más de lo que gastamos acumulamos grasa, como se produjo en esos años.
Ultraprocesados, "contigo empezó todo"
La tormenta perfecta estaba ocurriendo en la industria de los alimentos. Miedo a las grasas y miedo al azúcar es todo lo que necesita un buen publicista para lanzar productos que ofrezcan "la solución" al problema que estaban viviendo.
Comenzaron a comercializarse extensamente los ultraprocesados, estos sí principales señalados en la pandemia de obesidad que comenzó hace unas décadas y que continúa hoy vigente. La margarina se creó en esos años para sustituir a la mantequilla, por eso de que "las grasas eran malas".
Después se ha comprobado que era un error y que es preferible la mantequilla. Sin embargo, se abrió la "barra libre" y comenzaron a crearse y venderse productos muy altos en calorías, con cantidades mínimas de fibra, vitaminas y minerales: pan blanco, cereales de desayuno, galletas, pasteles, helados, salchichas, pizza, etc.
Coca Cola y pizza / hamburguesa
La unión de refrescos azucarados y ultraprocesados daba como resultado un aumento muy significativo de la cantidad de calorías que se ingerían. Cuando se compara una dieta sin ultraprocesados con una que sí los incluye, las conclusiones son claras: el consumo de ultraprocesados se asocia con un riesgo infinitamente mayor de sobrepeso y obesidad.
La atracción hacia estos alimento fue creciendo, lo que se puede observar como en apenas 16 años, desde 1978 hasta 1994 se doblaron las calorías que procedían de restaurantes de comida rápida. La evidencia científica muestra que comer con frecuencia en este tipo de restaurantes se asocia con un mayor aumento de peso corporal y circunferencia de cintura.
Los ultraprocesados eran (y son) más baratos que los alimentos saludables
Una dieta saludable cuesta significativamente más dinero que una dieta poco saludable. Hace pocos años en España se aumentó el IVA a las bebidas azucaradas del 10% al 21%, pero eso solo disminuye el consumo en familias que cuentan con una economía más apretada.
En etapas como la que se vive actualmente en España en la que el precio de los productos se ha disparado, cualquier mira los precios de los alimentos. Si medio kilo de salmón te cuesta lo mismo que dos pizzas, y no puedes gastar mucho dinero, ¿qué alimento vas a echar al carro de la compra?
Reflexión final: necesitamos otro punto de inflexión
La lección final que nos deja la investigación que utilizamos como guía es la siguiente: la explicación más plausible de la epidemia de obesidad en los EE. UU. (y países occidentales) es que alrededor de 1978 - 1980 hubo un aumento importante en el consumo de ultraprocesados. Sin embargo, esta hipótesis aún está lejos de ser probada.
La obesidad depende de una infinidad de factores, pero hay uno que es inequívoco: el equilibrio energético. Si nos movemos menos, pero comemos menos calorías no tenemos por qué engordar. Si nos movemos menos, pero comemos más calorías de las que necesitamos, acumularemos grasa.
Por lo tanto, aunque no está claro si los ultraprocesados son el villano de la obesidad, hay muchos dedos que les señalan. Sean o no finalmente el malo de esta película, sí se sabe fehacientemente que el consumo de ultraprocesados se asocia con cáncer, diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, depresión y mortalidad por todas las causas.
Al igual que hubo un punto de inflexión en la obesidad al finalizar la década de los 70's, es necesario que las políticas mundiales se impliquen en la reducción de la producción y consumo de ultraprocesados.
En España, y otros países, se han llevado a cabo algunos intentos fallidos como Nutriscore, que benefician más a la industria alimentaria que al consumidor y su salud. Dentro de cuatro décadas veremos si estos años suponen un cambio para bien o para mal en la nutrición y salud mundial.
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