Cada vez pisamos más baldosas y menos tierra. El alejamiento de la naturaleza es uno de los factores que afecta a nuestra salud física, mental y social. ¿Te imaginas cómo sería nuestra vida si en lugar de acinarnos en bloques de pisos de 60 metros viviésemos en esos mismos metros construidos, pero teniendo en nuestra puerta la inmensa naturaleza?
La regla 3-30-300 con la que la naturaleza te dará salud
Hace unos días, el 5 de junio, fue el Día Mundial de Medio Ambiente, que como una vez leí "se llama medio porque ya nos hemos cargado la mitad". No descubres nada nuevo al leer que los árboles reducen las altas temperaturas, la vegetación absorbe la contaminación y las extensas praderas nos dan paz y relajación.
Greenpeace lanzó un informe a principios de junio de 2021 sobre el impacto de los espacios verdes en la salud y el bienestar, citando especialmente a ciudades como Madrid. Entre los muchos detalles a destacar en el citado informe, está la regla del 3-30-300.
La regla 3-30-300 consiste en la recomendación de que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su cada, que su barrio posea un 30% de cobertura vegetal en forma de parques, árboles, etc., y tener el acceso a esos espacios verdes de alta calidad a unos 300 metros, como máximo de distancia.
Si vives en una ciudad como Madrid es difícil que para ti se cumpla esta regla. De hecho, Greenpeace señala que Madrid tiene solamente 21 metros cuadrados de superficie vegetal por habitante, cuando ellos recomiendan que se cuente con 50 metros cuadrados.
¿Por qué la regla 3-30-300 debería ser "obligatoria"?
Sin entrar en la salud del planeta Tierra, la naturaleza ha acompañado al ser humano desde el inicio de los tiempos. Durante decenas de miles de años hemos vivido rodeados de árboles, pisando tierra, paseando escuchando el ruido del río y entendiendo la luz solar como bombilla.
"Hace apenas un minuto" en nuestra línea evolutiva comenzamos a domesticar animales, cultivar nuestra comida y "hace un segundo" comenzamos a quedarnos despiertos toda la noche viendo una serie de Netflix.
La idea de toda esta secuencia de comportamiento es comprender que nuestros genes siguen siendo los de aquellos homínidos que vivían en la naturaleza. Aunque creamos que 5.000 años son muchos, no son nada si los relativizamos en la historia de nuestra evolución como especie.
Por esa razón, el contacto con la naturaleza está asociado al bienestar físico, mental y social. De hecho, existe el síndrome por déficit de naturaleza por el cuál nuestra salud se puede ver mermada.
Ver tres árboles desde nuestra ventana
En línea con uno de los requisitos de la regla 3-30-300 está uno de los estudios pioneros que suele citarse en la conexión de la naturaleza con la salud es el que se llevó a cabo en 1984 por Roger Ulrich en el Hospital de Pensilvania (EEUU).
El autor evaluó las diferencias entre los pacientes que tenían habitaciones desde las que se veían zonas verdes y los pacientes que veían la ciudad, sin un atisbo de zona natural. Los pacientes que disfrutaban desde la ventana de un entorno natural estuvieron menos días en el hospital después de la operación y consumieron menos analgésicos que el resto de pacientes cuyas ventanas daban a un otro edificio.
Un 30% de cobertura vegetal, al menos, en el barrio
Otra investigación sobre naturaleza y salud comprobó como tener 11 árboles en nuestra cuadra o manzana disminuye el riesgo cardiometabólico. Contar con más árboles que coches aleja el tráfico y la contaminación, lo que hace que si caminamos por nuestro barrio entre zonas verdes mostraremos mayor felicidad y menor estrés que si hacemos el mismo recorrido por una zona de intenso tráfico.
Zonas verdes lo más cerca posible
En Vitónica publicamos hace ya algunos años un artículo en el que revelábamos que vivir a menos de 200 metros de una zona verde ayudaría a nuestra salud cardiovascular. Los factores por lo que ocurría eran principalmente tres: facilidad para hacer actividad física al aire libre; menor estrés mental y absorción de la contaminación por la vegetación y no por nuestros pulmones.
Referencias
Riggs, D. W., Yeager, R., Conklin, D. J., DeJarnett, N., Keith, R. J., DeFilippis, A. P., Rai, S. N., & Bhatnagar, A. (2021). Residential proximity to greenness mitigates the hemodynamic effects of ambient air pollution. American journal of physiology. Heart and circulatory physiology, 320(3), H1102–H1111. https://doi.org/10.1152/ajpheart.00689.2020
Ulrich R. S. (1984). View through a window may influence recovery from surgery. Science (New York, N.Y.), 224(4647), 420–421. https://doi.org/10.1126/science.6143402
Kardan, O., Gozdyra, P., Misic, B. et al. Neighborhood greenspace and health in a large urban center. Sci Rep 5, 11610 (2015). https://doi.org/10.1038/srep11610
Gregory N. Bratman, Gretchen C. Daily, Benjamin J. Levy, James J. Gross,
The benefits of nature experience: Improved affect and cognition,
Landscape and Urban Planning, Volume 138, 2015, Pages 41-50,
ISSN 0169-2046, https://doi.org/10.1016/j.landurbplan.2015.02.005.
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Imágenes | Plamen Kostadinov (Pexels), Maria Orlova (Pexels)
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