Han corrido ríos de tinta sobre qué se debe hacer para bajar de peso, tanta que extraña ver cómo podemos caer en conceptos tan simplistas como "menos plato y más zapato". Sí, estamos de acuerdo en que ejercicio físico y dieta hipocalórica son dos de los factores clave que nos ayudan a encontrar nuestro peso ideal, pero no son los únicos: hormonas, estilo de vida, calidad de la nutrición... Estos conceptos también entran en juego si queremos llegar a una pérdida de peso que podamos mantener en el tiempo.
El New York Times publicó ayer un artículo titulado To Lose Weight, Eating Less Is Far More Important Than Exercising More (Para perder peso, comer menos es mucho más importante que ejercitarse más). En el artículo se hace referencia a distintos estudios que apoyan la dieta como la forma más efectiva de perder peso. Nosotros nos preguntamos ¿es necesario el ejercicio para perder peso?
Sinceramente, creo que no: el ejercicio no es necesario si lo que queremos es ver bajar los números de la báscula. Con una buena alimentación se puede conseguir: reduciendo calorías, eligiendo bien los alimentos que forman parte de nuestra dieta diaria, etc. El problema es que por norma general no queremos solo perder peso, aunque así lo manifestemos: queremos mejorar nuestra composición corporal (bajar el porcentaje de masa grasa y aumentar el de masa magra: queremos estar buenos, a fin de cuentas) y eso no se consigue solo bajando de peso y haciendo dieta.
¿Qué buscamos en el ejercicio físico?
El acercamiento que tiene mucha gente hacia el ejercicio, sobre todo en las épocas de "operación bikini" y demás es el de "quemar para comer" o "comer para después quemar". Un típico pensamiento, que muy a mi pesar se estila incluso en centros deportivos, es el de "¿cuánto tiempo tienes que correr en la cinta para poder quemar esa hamburguesa?". Entiendo que, por extraño que me parezca a mí, puede ser una forma de motivar a las personas a hacer ejercicio, pero lo que realmente se está consiguiendo es convertir a la comida en nuestro enemigo, cuando para nada es así.
Otro de los grandes problemas con este tema es que generalmente la gente que se propone bajar de peso cree que quema más calorías de las que en realidad está quemando mientras hace ejercicio, y que cree que come mucho menos de lo que en realidad come. A esto contribuye también el márketing, que no duda ni un momento en decirnos que se pueden quemar hasta 700 calorías en una clase de baile de una hora. Y nosotros nos lo creemos. Y lo celebramos con un donuts al salir porque "¡oye, me lo he currado!".
Deberíamos pensar en el ejercicio físico como una parte indispensable de un estilo de vida saludable, no solo como un "quemacalorías" de cara a los días de playa. Con esta perspectiva no solo sería más fácil encontrar tiempo en nuestro día a día para ejercitarnos, sino que teniendo en mente una vida más sana también sería más sencillo llevar una alimentación saludable.
Entonces, ¿importa el ejercicio físico?
Por supuesto que importa: por un lado, en el caso de que queramos perder peso, nos ayuda a quemar más calorías, aunque estas no sean muy significativas. Por otro, más importante aún, nos ayuda a mejorar nuestra composición corporal, aunque esto tampoco es posible (o al menos se hace mucho más cuesta arriba) sin una alimentación adecuada que no consiste solo en contar calorías, sino en realizar un buen aporte de micro y macronutrientes de calidad.
Una combinación de alimentación saludable y ejercicio a largo plazo, con una dieta que genere una buena adherencia y un sistema de entrenamiento adaptado a nuestras necesidades, será lo que haga efectiva nuestra pérdida de peso y que no volvamos a recuperarlo. Pero es necesario un cambio global en nuestra mentalidad y en nuestro estilo de vida.
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