El gusto que sentimos al comer puede condicionar nuestro proceso de saciedad así como la cantidad de alimento que ingerimos. Un estudio reciente concluye que la presencia de obesidad se asocia a menor percepción del sabor.
Menos percepción del sabor y más peso y grasa corporal
La investigación en cuestión analizó la relación entre la percepción de los gustos básicos (salado, dulce, amargo, ácido y umami) y medidas antropométricas como peso corporal, circunferencia de cintura y adiposidad.
Tras evaluar datos de cerca de 400 personas de más de 50 años, se comprobó una asociación entre menor percepción del gusto y mayor presencia de obesidad. Las personas que tenían mayor percepción del sabor tenían menos probabilidades de ser clasificados como obesos.
Este estudio fue de tipo transversal y sólo establece asociación. Es decir, no podemos hablar de una relación causal, pues no se sabe si la obesidad podría afectar las papilas gustativas y reducir la percepción del gusto o si a la inversa, una menor percepción del sabor conduce al aumento de peso y grasa corporal.
Investigaciones previas encontraron que condimentar más las comidas y estimular el sentido del gusto se asocia a una pérdida de peso en el tiempo, quizá debido a que cuanto más sabor sentimos en nuestra boca más saciedad tenemos.
Si esto fuera así, lo recomendable es siempre saborizar muy bien las comidas, dando prioridad al uso de hierbas y especias varias que suman pocas calorías con buenos nutrientes para nuestros platos y también, vuelven más apetecibles preparaciones ligeras.
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