Hay quien tilda a la dieta cetogénica de moda. Sin embargo, este patrón nutricional ha demostrado contar con evidencia científica y muchos aspectos positivos. No obstante, entrar en cetosis no es una cuestión baladí. Aunque no presenta peligro, podemos toparnos con otras consecuencias.
Algunas de estas pueden ser sensaciones y olores molestos. Otras pueden derivar en dolores de cabeza y, en el peor de los casos, muy raros, desmayos y problemas digestivos. ¿Cuáles son los conocidos como "efectos secundarios" de la dieta cetogénica?
Los principales efectos secundarios de la dieta cetogénica son...
La cetosis, bien llevada, no tiene por qué tener ningún tipo de consecuencia especialmente fuerte. La mayoría no debe pasar de efectos metabólicos beneficiosos que notaremos a la larga. Sin embargo, a veces sí podemos toparnos con algunas molestias.
- El olor a "acetona": la cetosis es un estado en el que el metabolismo de grasas se realiza por una vía distinta a la normal, donde se aprovecha mejor la cantidad total de energía que pueden aportar. En esta vía se producen cuerpos cetónicos. Los cuerpos cetónicos como la acetona o el acetoacetato tienen un olor muy característicos. Tanto es así que cuando ocurre un problema metabólico (como una hipoglucemia diabética mantenida) el olor empieza a apreciarse en el aliento y hasta puede que en el sudor. Esto indica un exceso de producción de cuerpos cetónicos. En otros casos, sin embargo, dicho exceso se produce de manera más controlada, y puede notarse en el aliento de las personas sin indicar un problema, sino solo un ajuste puntual. Si este olor persiste deberemos revisar cómo estamos llevando nuestra dieta.
- Mucha más sed: como parte del sistema de regulación, la cetosis puede manifestarse con una gran sed. Esto mismo es lo que ocurre en el caso de la diabetes. En la cetosis, aunque el mecanismo es similar, ni las consecuencias ni las razones para que pase son las mismas. Eso sí, lo que nos está indicando el cuerpo es que necesitamos hidratarnos, y esta siempre es una señal a la que hay que hacerle caso.
- Orina con olor a acetona: al igual que ocurre con el aliento y el sudor, los cuerpos cetónicos pueden detectarse, especialmente, en la orina. Esto se identifica con un fuerte olor a acetona a la hora de miccionar. En el caso de las mujeres este problema puede ser aún más desagradable.
- 'Keto crotch': la vagina es un entorno muy delicado a nivel microbiológico. La cantidad de secreciones existentes, la humedad y la temperatura, permiten que un complejo sistema bacteriano conocido como flora vaginal proteja la mucosa. A veces, un desequilibrio provoca problemas varios. Ese es el caso de la "keto crotch" o entrepierna cetónica.
Aunque no se sabe exactamente qué la provoca, este desajuste y mal olor podría provenir de este cambio ecológico en la microbiota, lo que produciría no solo un olor a acetona sino otro más desagradable procedente de la actividad descontrolada de los organismos. Por el momento, las evidencias son solo prácticas, y ninguna científica.
Cuando la dieta cetogénica va mal...
El peor de los casos de la dieta cetogénica puede generar una serie de problemas mucho peores. Todos ellos están relacionados con el metabolismo, aunque es muy difícil alcanzar dicho estado.
- Mareos y desmayos: Sobre todo si no estamos controlando bien nuestra dieta, podemos llegar a sufrir los efectos de mareos y desmayos varios por culpa de un desajuste alimenticio. La falta de azúcar en sangre, si todavía no hemos acostumbrado al cuerpo, puede manifestarse como una sensación de debilidad, malestar y hasta una pérdida de conocimiento. Esto puede darse al principio, aunque no es normal.
- Irritabilidad: Otro aspecto más raro, pero menos peligroso, es la irritabilidad. Esto tiene su razón de ser en tus niveles de azúcar en sangre. Hay ciertas personas extremadamente sensibles al estrés fisiológico que supone, y para ellas, la dieta cetogénica es un disparador del mal humor.
- Cetoacidosis: Esta manifestación es, en última instancia, un indicador de que algo va realmente mal. Es muy difícil alcanzar este estado, pero su aparición puede indicar un problema metabólico severo que deberemos atender de inmediato. La cetoacidosis consiste en la acidificación de la sangre por el exceso de cuerpos cetónicos, lo que puede resultar muy peligroso si se mantiene en el tiempo o si se alcanzan picos importantes.
La cetosis no es peligrosa, normalmente
Hay que dejar claro que, a pesar de los "efectos secundarios" de la dieta cetogénica, esta no es peligrosa, en principio. Lo único que hace es aprovechar nuestro propio metabolismo para maximizar sus beneficios. Esta frase, muy manida, está avalada por la evidencia científica en este caso.
Las dietas cetogénicas han demostrado en varios estudios ser eficientes a la hora de perder peso. Esto se basa en tres hechos. El primero es que esta dieta aprovecha las grasas de manera rápida, usando una vía más ineficiente. Ineficiente, en este caso, nos conviene porque indica que necesitamos más grasa para la producción de menos energía. El segundo es que impide la ingesta hipercalórica y la acumulación de grasas debido al exceso de hidratos de carbono.
El tercero, según apuntan algunos estudios, es que la dieta cetogénica ayuda a mantener los niveles de saciedad, ayudando a controlar mejor la ingesta en los pacientes que la practican. En definitiva, la dieta cetogénica promete una serie de beneficios bastante positivos, y los perjuicios o efectos secundarios parecen pocos a su lado. Eso no evita tener que prestar atención si notamos algunos de ellos, pero no es necesario tenerle un miedo injustificado.
Imágenes | Unsplash