La razón evolutiva por la que unos toleran bien la lactosa y otros no pueden tomarla

¿Por qué somos intolerantes a la lactosa?

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El ser humano es el único animal que bebe leche cuando es adulto. Seguro que has escuchado en más de una ocasión esta afirmación. A unos les sirve para dejar de tomar lácteos y a otros para darnos cuenta de lo afortunados que somos por tener un cuerpo que se adapta para sobrevivir más que el del resto de animales. Más de la mitad de las personas a nivel mundial muestran intolerancia a la lactosa, pero el resto de personas no. ¿Por qué sucede este trastorno en la digestión?

La razón por la que somos intolerantes a la lactosa

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La intolerancia a la lactosa es un síndrome clínico que se manifiesta con hinchazón abdominal que puede ir acompañada con dolor de barriga, flatulencias, náuseas y heces blancas. Se produce cuando hay una deficiencia en la lactasa, enzima que hidroliza la lactosa en glucosa y galactosa.

Cuando hay niveles adecuados de la enzima lactasa, ese proceso de digestión se produce adecuadamente, pero si hay deficiencia aparecen en mayor o menor medida los síntomas descritos. La razón es que hay una falla en la hidrolización de la lactosa en componentes absorbibles de glucosa y galactosa.

Después del nacimiento tenemos unos niveles máximos de lactasa para digerir perfectamente la leche materna, único alimento en ese momento. Entre el mundo animal, el ser humano es el único que mantiene la capacidad de digerir lactosa en la edad adulta. El resto de animales la pierde después, como sucede con la lactasa de los humanos que tienen intolerancia a la lactosa.

¿Por qué perdemos la capacidad de digerir lactosa?

La intolerancia a la lactosa es una enfermedad común, pero rara en niños menores de 5 años. Se observa con mayor frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes. En promedio, el 65 % de la población mundial es intolerante a la lactosa. La prevalencia de la intolerancia a la lactosa varía entre las diferentes etnias. Es más común en afroamericanos, hispanos/latinos y asiáticos y menos frecuente en personas de ascendencia europea.

Ciertas poblaciones de la especie humana, como las de ascendencia sudamericana, asiática y africana, tienden a desarrollar deficiencia de lactasa. Por el contrario, las personas de origen del norte de Europa o del noroeste de la India generalmente conservan la capacidad de digerir la lactosa hasta la edad adulta.

Este dato ya está mostrando que la intolerancia a la lactosa depende de nuestros genes y de la evolución humana. Los seres humanos también somos animales, y como tal, nuestro destino era perder la activación de la lactasa. Sin embargo, debido a la evolución, nuestro cuerpo fue aprendiendo a que la lactasa era importante porque permitía seguir bebiendo leche de otros animales como alimento durante toda la vida.

Como todo lo evolutivo, algunas personas muestran unas activaciones genéticas y otras personas tienen algunas diferentes. En el caso de la lactasa, las personas de piel oscura tienen proporcionalmente una mayor deficiencia que las personas de piel blanca.

A esa conclusión llegó el estudio de Pedro Cuatrecasas en 1965 cuando publicó sus hallazgos en la prestigiosa The Lancet. Desde eso momento hubo pruebas concretas de que la capacidad de digerir la lactosa podría ser una condición genética vinculada a la ascendencia racial de la persona. Al igual que sucede con las alergias a algunos alimentos, hay personas cuyo sistema digestivo u otro sistema no están preparados para ese alimento.

¿Podemos nacer ya con intolerancia a la lactosa?

No es muy frecuente, pero hay bebés que ya pueden nacer con intolerancia a la lactosa causada por la falta de lactasa. Como hemos visto anteriormente, esta enzima se activa al máximo al nacer y va disminuyendo con la edad pudiendo darse el caso de no ser suficiente para digerir la lactasa.

Sin embargo, un bebé a nivel evolutivo depende de la lactancia materna por lo que no es normal que nazca con esta enfermedad. En poco casos, este trastorno se transmite de una generación a otra porque tanto la madre como el padre transmiten una misma variante genética para que el niño padezca esta afección.

¿Podemos aumentar o disminuir los niveles de lactasa?

La lactosa está presente principalmente en los lácteos líquidos y en los productos que contienen lácteos, que son muchos aunque no lo creas. ¿Qué pasaría si durante generaciones no tomásemos estos alimentos con lactosa? La lactasa no sería necesaria y nuestro cuerpo sigue una máxima: aquello que no se utiliza, se pierde.

Si no tenemos ningún problema de intolerancia a la lactosa, no es necesario evitarla. El hecho de dejar de tomar este tipo de alimentos podría causar una disminución en la actividad de la lactasa y con ello tener síntomas de intolerancia en el futuro, aunque para verlo a nivel significativo debería ser durante generaciones.

Además, existe una intolerancia a la lactosa secundaria que se produce por una enfermedad, lesión o cirugía que afecte al intestino delgado, lugar donde se encuentra la lactasa. Estos son los dos únicos casos en los que nuestro comportamiento o situaciones en la vida pueden afectar a la lactasa.

Referencias

Bayless, T. M., Brown, E., & Paige, D. M. (2017). Lactase Non-persistence and Lactose Intolerance. Current gastroenterology reports, 19(5), 23. https://doi.org/10.1007/s11894-017-0558-9

Suchy, F. J., Brannon, P. M., Carpenter, T. O., Fernandez, J. R., Gilsanz, V., Gould, J. B., Hall, K., Hui, S. L., Lupton, J., Mennella, J., Miller, N. J., Osganian, S. K., Sellmeyer, D. E., & Wolf, M. A. (2010). National Institutes of Health Consensus Development Conference: lactose intolerance and health. Annals of internal medicine, 152(12), 792–796. https://doi.org/10.7326/0003-4819-152-12-201006150-00248

CUATRECASAS, P., LOCKWOOD, D. H., & CALDWELL, J. R. (1965). LACTASE DEFICIENCY IN THE ADULT. A COMMON OCCURRENCE. Lancet (London, England), 1(7375), 14–18. https://doi.org/10.1016/s0140-6736(65)90922-0

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Imágenes | Debby Hudson (Unsplash), The Humble Co. (Unsplash)

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