El método Burt consiste en hacer entrenamientos sólo a ritmo objetivo de carrera, es decir, que si quieres correr a 4 minutos el kilómetro, sólo tienes que entrenar a esa velocidad el mayor tiempo que puedas, después descansa un par de días y vuelta a lo mismo.
Siempre que el ritmo de carrera no sea demasiado exagerado para nuestras posibilidades se supone que cada día aumentaremos la distancia corrida hasta que consigamos correr la distancia que queremos al ritmo objetivo.
Este método se basa en las adaptaciones específicas del ritmo de carrera, ya que si corremos más despacio, nuestros sistema nervioso y muscular no tendrán un trabajo tan específico y no llegaremos a nuestro objetivo.
A este método le veo un problema, y es que si no estamos muy en forma lo primero que hay que trabajar es la base aeróbica: si no corremos el riesgo de lesión. Luego ya se trabajará la velocidad de carrera, y esto, evidentemente, lleva su tiempo.
Y aunque estemos en forma, al correr a una velocidad tan elevada sólo podremos hacer una o como mucho dos series, lo que cuantitativamente puede ser insuficiente para un entrenamiento. Estamos hablando de un entrenamiento continuo intensivo, a tope el máximo tiempo posible, sin tener en cuenta pulsaciones ni límites anaeróbicos.
Personalmente me quedaría con el método fraccionado, correr a ritmo pero distancias más cortas y metiendo pausas de por medio, para que el organismo trabaje a alta intensidad pero con recuperación rápida y así se pueda hacer mayor volumen de entrenamiento. Poco a poco se pueden hacer las series más largas hasta acercarse a la de carrera.
En conclusión, el método Burt puede funcionar en atletas entrenados que buscan un ritmo óptimo de carrera, pero a expensas de reducir volumen de entrenamiento. En corredores no tan experimentados, es mejor trabajar la base aeróbica y poco a poco ir metiendo entrenamiento con series a mayor velocidad.
Imagen | Adidas
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