Cuando asistimos al gimnasio generalmente acudimos a las herramientas que éste posee para guiar nuestro entrenamiento, así con su ayuda, supervisamos progresos, corregimos errores o nos perfeccionamos. Sin embargo, hay dos grandes mentirosos en el gimnasio de los cuáles no podemos fiarnos.
Los dos mentirosos en los cuales no podemos confiar en un gimnasio son: los espejos y los contadores de calorías de las máquinas de cardio.
Los espejos de los gimnasios están en su mayoría trucados, es decir, los colocan de tal o cual manera que nos muestren lo que queremos ver, pero no lo que en realidad somos.
Así, las salas de musculación muestran cuerpos más voluminosos y definidos, mientras que las salas de aeróbicos o de cardio reflejan una imagen más esbelta y fina.
Por ello, si bien podemos usar los espejos para supervisar la técnica de algún ejercicio, no debemos confiar en ellos al momento de ver progresos en nuestra imagen.
Por otro lado, si queremos un verdadero contador de calorías quemadas, no debemos fiarnos en lo que muestran las cintas de correr u otras máquinas cardiovasculares, pues para un cálculo acertado de las calorías quemadas necesitamos no sólo el tiempo y la velocidad que llevamos sino también, la edad, el sexo, el peso y sobre todo, las pulsaciones.
Dado que la mayoría de las máquinas no registran estas últimas variables, sólo ofrecen un valor aproximado al gasto calórico real que genera nuestro esfuerzo, pero no es un valor totalmente acertado en el cual podemos confiar si queremos registrar progresos o calcular balance energético.
Ya sabes, para una imagen acertada de nosotros mismos mejor usar un espejo en casa o bien, emplear nuestra ropa como parámetro. Y para medir calorías de forma más real, mejor usar un pulsómetro y nuestros datos personales.
Imagen | Alantankenghoe
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