La vestimenta es crucial al momento de entrenar, no sólo porque debe permitir el movimiento sin dificultad, sino que además, debe colaborar con el organismo en sus funciones, es decir, debe permitir la evaporación del agua así como también, debe dar lugar a una correcta circulación sanguínea.
Cuando entrenamos nuestros músculos, la irrigación se orienta hacia la zona trabajada y así, facilita la llegada de nutrientes así como también, la eliminación de sustancias tóxicas que se acumulan tras repetidas contracciones musculares, por eso, debes evitar la ropa demasiado ajustada si quieres ver crecer tus músculos, pues se necesita de una buena circulación de sangre hacia los músculos solicitados.
Por otro lado, la recuperación muscular no será igual si no llega un flujo de sangre debido a que una prenda resulta demasiado ajustada, y todos sabemos que la reparación es lo que compensa el daño muscular generado por el entrenamiento. En definitiva, sin compensación no hay crecimiento.
Asimismo, no podremos trabajar adecuadamente nuestros músculos si no podemos movilizar con comodidad nuestro brazo o la pierna a causa de la ropa tan ceñida, por ello, la ropa puede amoldarse al cuerpo, pero nunca debe apretar en sus costuras ni impedirnos el movimiento cómodo que se necesita en el entrenamiento.
La ropa no debe dejar marcas en la piel, de lo contrario, resulta una prenda poco apropiada para entrenar y producir los resultados esperados con la ejercitación.
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Imagen | Greg Westfall
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