Comida de Navidad de empresa, cena de amigos, Nochebuena, Nochevieja... La acumulación de comidas copiosas en estas semanas es la tormenta perfecta para tener malestar estomacal que se ve con síntomas como el reflujo gastroesofágico. Aunque esta situación puede ser puntual por esa mezcla de comida, existen personas que lo manifiestan de manera crónica. Sea como sea, la actividad física es el gran aliado en estos días y el resto del año para reducir el riesgo de ardores y la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
La actividad física como escudo de los ardores y el reflujo
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es uno de los trastornos gastrointestinales más comunes, con una prevalencia general estimada de aproximadamente el 10% al 15% de la población mundial. Como toda enfermedad, puede ser aguda o crónica y manifestarse en diferentes grados.
La actividad física es uno de los factores modificables que se han asociado a la prevención y control de más de 25 enfermedades crónicas, entre ellas esos ardores generados por la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE por sus siglas en inglés a partir de ahora).
Podemos definir ERGE como la acidez estomacal recurrente y molesta y regurgitación sin esfuerzo o por las complicaciones específicas de esta afección, es decir, esofagitis, estenosis pépticas esofágicas y esófago de Barrett. Nosotros, la población fuera del laboratorio, nos referimos al ERGE como ardores y esa sensación en la que nos llega una bocanada como con ganas de vomitar.
Una revisión sistemática con metanálisis muy reciente de la Journal of Sport and Health Science ha investigado la asociación entre la actividad física y la prevalencia de ERGE. Hasta ahora, diferentes estudios han comprobado como el fortalecimiento del diafragma y la mejor función de la barrera antirreflujo, logrados con la actividad física, son protectores del ERGE.
En esa línea, los investigadores del estudio citado anteriormente concluyeron que las personas que más actividad física realizaban eran los que menores riesgo de ERGE tenían. Específicamente, en comparación con aquellos con niveles más bajos de actividad física, los individuos que realizaban actividad física tenían un 20% menos de riesgos de síntomas de ERGE.
Al igual que el ejercicio físico ha mostrado ser útil para prevenir ciertos trastornos de la motilidad intestinal, como el estreñimiento y el síndrome de intestino irritable, la actividad física es aliada de prevenir síntomas como ese reflujo típico en estas fechas navideñas.
¿Qué actividad física y cuánta cantidad?
Las pautas existentes recomiendan que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa cada semana. Por cada 30 minutos adicionales de actividad física a la semana, se producía una reducción asociada del 8 % en el riesgo de desarrollar ERGE.
Las modalidades de ejercicio que mayores protección frente al reflujo han demostrado son las de baja intensidad como caminar, andar en bicicleta y yoga. Las personas con obesidad, la inactividad y el tabaquismo son los tres factores que elevan drásticamente el riesgo de desarrollar ERGE.
Aplicación práctica
La actividad física de baja intensidad es nuestra mejor aliada estas navidades frente al reflujo gastroesofágico, que se presenta, entre otros síntomas, como esos ardores y reflujo que aparecen después de comidas copiosas. Si ya eres una persona activa, tendrás menos probabilidad de cursar esos síntomas.
Si eres una persona sedentaria, con obesidad y fumadora, la probabilidad de ERGE es la más elevada, especialmente estas fechas de comidas copiosas. Puedes probar a salir a caminar para ayudar a tu cuerpo a prevenir los síntomas ya comentados, además de obtener muchos otros beneficios.
Referencias
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