La frecuencia cardíaca es un parámetro muy usado para valorar el entrenamiento, sin embargo, medimos este valor en reposo una sola vez para después en base a éste calcular la frecuencia máxima y conocer la intensidad del ejercicio. No obstante medir la frecuencia cardíaca, también en reposo, en repetidas veces, es de gran utilidad para evaluar el efecto del entreno en el organismo.
Si mides la frecuencia cardíaca en reposo de manera periódica y notas cambios en la misma después de un tiempo de entrenamiento, podrás saber si te has adaptado favorablemente al ejercicio y o si por el contrario, estás entrenando demasiado.
Es decir, si tu frecuencia cardíaca en reposo disminuye es porque tu cuerpo ha sufrido adaptaciones positivas al ejercicio y tolera mejor el esfuerzo respecto a antes, cuando la frecuencia era superior en reposo. Pero si por el contrario, la frecuencia cardíaca de reposo ha aumentado, quizá estés entrenando demasiado y el cuerpo no alcanza a recuperarse, por lo tanto, el esfuerzo es excesivo respecto al descanso y la frecuencia cardíaca se ha elevado.
Contrario a lo que ocurre cuando nos adaptamos favorablemente al esfuerzo, cuando la frecuencia cardíaca se eleva en reposo porque estamos entrenando demasiado, hace referencia a un aumento del sistema nervioso simpático y a una reducción del sistema nervioso parasimpático.
Entonces, no midas una única vez tu frecuencia cardíaca en reposo, sino que toma este parámetro de manera periódica para evaluar los efectos del entrenamiento sobre tu cuerpo.
Imagen | Tnarik
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