Si estás cansado del Yoga tradicional y te apetece probar otra variación de esta disciplina que te traiga emociones fuertes, el aeroyoga o Yoga aéreo puede ser una buena opción a tener en cuenta. Disponible en centros especializados, el aeroyoga consiste en una clase de yoga donde se realizan diferentes asanas colgados de unas fuertes telas ancladas al techo, jugando así con la gravedad.
¿Qué beneficios puedes obtener del aeroyoga, respecto al Yoga más "tradicional"? Te lo contamos a continuación, por si te animas a practicar Yoga en las alturas.
Protección de las articulaciones: al encontrarnos suspendidos en el aire, el aeroyoga es una actividad de bajo impacto que no tiene un efecto negativo sobre nuestras articulaciones.
Mayor conciencia corporal: al encontrarnos suspendidos en el aire, la corrección de nuestra postura pasa a ser primordial durante toda la sesión. Conocer cómo se comporta y cómo se mueve cada parte de nuestro cuerpo en cada asana o postura es más sencillo mientras nos encontramos en suspensión.
Espalda más relajada y descompresión de las vértebras: las asanas de inversión son más sencillas de llevar a cabo gracias a las telas. Estas posturas, además de ayudarnos a regular nuestras hormonas, también colaboran a la hora de descomprimir las vértebras y de relajar la musculatura de la espalda y toda la columna vertebral.
Mayor trabajo de coordinación: la coordinación intermuscular para lelvar a cabo las diferentes asanas y movimientos tiene un gran protagonismo en el trabajo con telas.
Trabajo con nuestro peso corporal, con especial énfasis en nuestra zona central: al trabajar suspendidos en el aire, estamos entrenando solamente con el peso de nuestro propio cuerpo. La musculatura del core es la responsable de generar el movimiento y de mantener una buena postura durante todo el entrenamiento.
Las clases de Aeroyoga suelen tener diferentes niveles aptos tanto para novatos (trabajo en suelo asistido por las telas) como para yoguis experimentados (trabajo en suspensión a una buena distancia del suelo). El paso de un nivel a otro es progresivo, y no hay problema en comenzar desde cero.
Además, este tipo de Yoga es una buena ayuda a la hora de eliminar la ansiedad y el estrés: las clases suelen terminar con unos minutos de relajación mientras estamos suspendidos en las telas que, gracias a esa sensación de ingravidez, nos harán salir de la clase como nuevos.
Imagen | Studio N Photography en Flickr
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