Con el paso del tiempo cada vez nos preocupamos más por mantener una buena salud. Gozar de una salud de acero es un objetivo que casi todos nosotros buscamos y por ello cada vez son más los que se apuntan a seguir una serie de pautas saludables que nos ayudarán a lograr esa tan ansiada buena salud. Pero de lo que no nos damos cuenta es que la salud tiene mucho que ver con el aprendizaje y los buenos hábitos, y es que la salud se aprende desde la más tierna infancia.
La educación es esencial en la vida de todo ser humano, y es que ésta nos servirá para fraguar los valores que vamos a tener a lo largo de nuestra vida, así como las diferentes conductas. Casi siempre se nos educa para tener unas buenas habilidades sociales y laborales, pero en la mayoría de los casos se deja de lado la educación en lo que se refiere a hábitos saludables. Es necesario que tengamos esto en cuenta y sepamos que el primer paso para conseguir una buena salud es la educación.
Numerosos estudios han determinado que las personas con unos grados superiores de cultura suelen gozar de una mejor salud, ya que cuidan más sus hábitos de vida. Pero esto no debería ser así, ya que cualquier persona podría y debería estar educada para saber como vivir su vida de la mejor manera posible. Es cierto que la educación juega un papel importante en esto, pero no solo esto, sino que el entorno en el que se desenvuelve ese individuo es un factor importante a tener en cuenta.
La educación en la dieta
La infancia es un periodo determinante a la hora de adquirir una educación adecuada en salud. Los niños en los primeros años de vida normalmente tienden a imitar el comportamiento de sus padres. Por este motivo es importante que en el caso de tener hijos les eduquemos en salud de la manera más adecuada posible.
Es necesario que nuestros hijos lleven una dieta sana y equilibrada, por lo que es importante inculcarles desde muy pequeños el gusto por todo tipo de alimentos. En la infancia el gusto está más desarrollado, ya que es un mecanismo de defensa que desarrolla el organismo. Por este motivo un niño es más sensible al gusto de determinados alimentos como las verduras o las frutas o el pescado.
La buena educación en salud pasa por acostumbrar al paladar del niño a ingerir este tipo de alimentos dejando de lado los más grasos que son los más apetecibles al paladar, pero los menos convenientes. Por ello es necesario disimular los alimentos mediante trucos como papillas, purés, preparaciones en tortillas, rebozados… Esto nos ayudará a que el niño coma de manera sana para su organismo, pero sin asociar ese alimento con malos momentos.
Educar en la actividad física
Pero no solo la educación alimenticia es esencial, sino que el deporte debe formar parte activa en la vida de los niños. Educar en salud es también educar en la cultura del deporte. El sedentarismo es la principal lacra a la que se tienen que someter los niños de hoy en día. Este acto les llevará a tener problemas de salud con el paso del tiempo. Por este motivo es necesario inculcarles el amor por la actividad física, pero entendida como un entretenimiento.
Es necesario que los niños se muevan y que asocien estos momentos con el tiempo lúdico dedicado a estar con sus padres y un momento de disfrute. Si hacemos esto lo que conseguiremos será inculcarles el amor por el deporte, un valor muy preciado a la hora de mantener una buena salud, ya que es la única manera de que a lo largo de toda la vida lleven a cabo actividades deportivas sin que representen una obligación al respecto.
Imagen | Chodaboy
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