Consumir fibra a diario es algo que todos nosotros debemos hacer si queremos que nuestro organismo funcione de manera correcta. Entorno a la fibra existen muchas creencias y no todas son ciertas, ya que muchos son los que piensan que se trata de una sustancia milagrosa que nos ayudará a adelgazar sin esfuerzo por nuestra parte. Por ello, y para aclarar cualquier tipo de duda lo que haremos será ver algunos puntos a tener en cuenta sobre la fibra.
Una de las creencias más extendidas es que la fibra nos adelgaza. Esta afirmación no es del todo cierta, ya que no es un quema grasas ni nada por el estilo. Es cierto que consumir fibra a diario es un buen aliado para ayudarnos a perder peso, pues la fibra nos sacia antes el apetito. Muchos tipos de fibra al entrar en contacto con el agua se hinchan, aumentando su tamaño en el estómago y ayudándonos a ingerir menos alimento al sentirnos llenos antes. Otras en cambio producen la segregación de la hormona conocida como CKK, que nos ayuda a suprimir el apetito.
Una afirmación habitual es que la fibra no contiene calorías. Esta no es del todo cierta, ya que debemos diferenciar fibra soluble de insoluble. La insoluble contiene cero calorías, ya que el organismo es incapaz de absorber nada de ella, pues según entra al organismo así la expulsamos. La fibra soluble si que nos aporta calorías, ya que, a pesar de no ser procesada enteramente por el aparato digestivo, el intestino grueso sí que sintetiza parte de los azúcares que contiene y los transforma en ácidos grasos de cadena corta que sí nos aportan calorías.
Otro punto a tener en cuenta es que no todas las fibras son iguales, ya que existen dos tipos que ya hemos citado anteriormente y que no podemos pasar por alto. Se trata de la fibra insoluble, que es la que se encuentra en el salvado de cereales, frutos secos y algunas verduras. Es un tipo de fibra más gruesa y tosca que el cuerpo no asimila y que según entra sale del organismo aumentando el tamaño de las heces y eliminando con ella residuos. Por otro lado está la fibra soluble que la encontramos en la avena, las judías, la cebada y algunas frutas. Esta fibra se disuelve en agua y forma una especie de gel en el intestino que ralentiza la absorción del azúcar a la hora de hacer la digestión, haciendo que parte de éste se elimine por las heces.
Con estos puntos queda más o menos claro lo que representa la fibra a nivel orgánico y los beneficios que nos brinda. No podemos pasar por alto sus beneficios, y por ello es necesario que en nuestra dieta no falte, bien sea de manera natural a través de los alimentos que la contienen o en forma de complementos de fibra que nos pueden ser de gran ayuda a la hora de aportar al organismo toda la que necesita. Eso sí, es necesario alternar ambos tipos de fibra para conseguir una buena salud.
Via | Menshealth Imagen | 1876
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