Una nueva moda que cada vez surge con más fuerza son los programas de entrenamiento exprés en los que se busca la rapidez evitando la pérdida de tiempo. Precisamente eso es lo que nos hace falta a la mayoría de nosotros y por ello en muchos casos optamos por los entrenamientos rápidos que solemos realizar en la hora de la comida. Es importante que sepamos que este no es el momento más adecuado para acudir al gimnasio, y es que debemos saber que cada acto tiene su momento y que los resultados no serán todo lo satisfactorios que queremos.
Para comenzar hay que tener en cuenta que la hora de la comida en el trabajo es para eso, para comer. Si practicamos deporte y pretendemos rendir es necesario que carguemos las pilas. La alimentación es la forma de conseguir energía para funcionar, no podemos pretender rendir en los entrenamientos y el trabajo si no comemos como es debido. Otro punto a tener en cuenta es que la hora de la comida debe ser algo relajado, no podemos hacerla estresante pues no lograremos rendir como es debido en ninguno de los actos que llevemos a cabo durante ese tiempo.
Por norma general las prisas no son buenas a la hora de acudir a entrenar. Debemos dedicar el tiempo que nuestros músculos se merecen. Es cierto que debemos medir lo que tardamos, pero no es nada recomendable ponernos topes e intentar hacer todo en un cierto periodo de tiempo como es la hora de la comida. La mayoría de las veces lo que conseguimos es estresarnos por acabar la rutina, no realizar correctamente los ejercicios respetando los tiempos de descanso y ejecución, y pudiendo desarrollar una lesión que entorpecerá mucho mas nuestro desarrollo muscular y deportivo. Es cierto que dedicar la hora de la comida a entrenar es una buena manera de ahorrar en tiempo, pero debemos ser conscientes que en muchos casos no vamos a asistir preparados ni anímica ni físicamente, pues después de una dura mañana de trabajo sin apenas probar alimento y sin recargar pilas no seremos capaces de seguir una rutina de entrenamiento en condiciones.
Por norma general los entrenamientos de las personas que asisten a esta hora a entrenar suelen ser mucho menos intensos y productivos. Debemos ser conscientes de esto y saber qué es lo que queremos lograr con nuestra rutina de entrenamiento, ya que los fines establecerán los modos de actuación, pues si lo que queremos es mantener un cierto tono muscular sin progresar, entrenar al mediodía de forma suave o en clases colectivas de bajo nivel puede ser la solución. Para otros fines más ambiciosos es mucho más recomendable acudir al gimnasio sin presiones de tiempo ni de falta de energía por falta de alimento.
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