Tanto si eres deportista como si no, es importante que conozcas, al menos de forma general, cómo funciona tu corazón y qué aspectos puedes medir tú mismo para saber que todo marcha como debe.
Uno de esos aspectos son tus pulsaciones o frecuencia cardíaca, que es el ritmo al que late tu corazón. Simplemente midiendo ese número cuando estás en reposo puedes saber si tu corazón funciona con normalidad o si tienes algún problema que requiera de atención médica y puedes controlar la intensidad del ejercicio que te convenga hacer.
¿Qué es la frecuencia cardíaca?
Como decíamos, la frecuencia cardíaca es el número de pulsaciones o de latidos del corazón durante un minuto. Para que todo en el cuerpo funcione con normalidad, el corazón debe bombear sangre a una determinada presión y frecuencia.
La frecuencia cardíaca en reposo depende de cada persona, de su edad, sexo, peso y estado de salud. Normalmente oscila entre 50 y 100 latidos por minuto. Estos son algunos de los aspectos que influyen.
- En los recién nacidos, la frecuencia cardíaca es muy alta porque la actividad del organismo es muy intensa. A partir del primer mes de vida se va ralentizando hasta llegar a la edad adulta, y normalmente se mantiene estable a partir de los 20 años.
- Varía mucho del día a la noche, debido a los diferentes estímulos y niveles de actividad.
- El ejercicio físico exige un mayor aporte de oxígeno a los músculos, y esto supone un mayor trabajo del corazón. En casi todas las personas la frecuencia cardíaca durante la actividad física y justo después está por encima de 100 latidos por minuto.
Además, en un momento concreto hay varios factores que pueden afectar a nuestro pulso, como la temperatura, la altitud a la que nos encontremos, si estamos enfermos o tomando algún tipo de medicación o nuestro estado de ánimo en ese momento.
¿Cómo se mide la frecuencia cardíaca?
Hay distintas formas de medir la frecuencia cardíaca. La más sencilla es utilizando un dispositivo electrónico, como un reloj deportivo, un reloj inteligente o una pulsera de actividad, que incluyen ya esta función.
Otra opción es hacerlo a mano. Para ello, busca un punto de tu cuerpo donde puedas sentirte el pulso (en el cuello, la muñeca o la ingle, por ejemplo) y presiona ligeramente con los dedos índice y corazón (nunca con el pulgar, que tiene su propio pulso y puedes liarte) hasta distinguir claramente cada latido. Mira un reloj y cuenta los latidos durante 10 segundos, y multiplica el número por seis (puedes contar los de un minuto entero, pero este método es más rápido).
Es importante que hagas esto cuando estés tranquilo, antes de empezar cualquier actividad física, para conocer tus pulsaciones en reposo.
¿Qué es la frecuencia cardíaca máxima?
Como decimos, es importante medir las pulsaciones en reposos porque una vez que comenzamos a movernos, el corazón empieza a acelerarse para cubrir la demanda de oxígeno que los músculos exigen.
Pero hay que tener cuidado porque si esa frecuencia aumenta demasiado, podemos sufrir daños graves al corazón, como taquicardias, infartos o anginas de pecho. Por eso se establece una frecuencia cardíaca máxima que es la que se supone que nunca debemos sobrepasar para no correr riesgos.
Esa frecuencia máxima se calcula restando a 220 nuestra edad. Por ejemplo, si tienes 35 años, tu frecuencia cardíaca máxima será 220 - 35 = 185 pulsaciones por minuto. Esta fórmula, sin embargo, es algo genérica, y hay otras más exactas.
¿Por qué conviene que las pulsaciones sean bajas?
Diversos estudios han demostrado que existe una relación entre las pulsaciones y el riesgo de muerte: cuando más altas son esas pulsaciones, más alto es ese riesgo. Ocurre también al observar a las distintas especies de mamíferos: cuanto más alta es la frecuencia cardíaca, más corta es la esperanza de vida.
¿Cómo podemos reducir nuestra frecuencia cardíaca?
La Fundación del Corazón explica que una de las mejores formas de reducir la frecuencia cardíaca es mediante el ejercicio físico. "Se estima que cada 1-2 semanas de entrenamiento aeróbico podríamos conseguir una reducción en la frecuencia cardíaca en reposo de un latido por minuto". Eso a lo largo beneficia a la calidad de vida.
En caso de que las pulsaciones sean muy altas, y coincida con la tensión alta, se pueden aplicar tratamientos farmacológicos siempre bajo la supervisión de un especialista.
Este artículo fue originalmente publicado por Rocío Pérez en diciembre de 2017 y ha sido revisado para su republicación.
Imágenes | iStock y Pixabay
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