Las prisas nunca son buenas consejeras, y en el ejercicio físico menos. Las ansias por adelgazar de cara al verano nos llevan a realizar sobresfuerzos que sirven de poco ya que lo que realmente es válido es practicarlo en su justa medida y llevando un control que no provoque que el esfuerzo realizado nos pase factura.
Lo más aconsejable para las personas no acostmbradas a llevar una vida sana, es realizar treinta minutos de ejercicio a un ritmo suave y con una intensidad moderada aproximadamente unas cinco veces por semana. Si el ejercicio realizado es más intenso, es aconsejable realizar solo veinte minutos tres veces.
Sin embargo, lo que nos suele pasar con el poco tiempo que tenemos, es vernos salir de casa el día menos pensado, calzados con nuestra ropa más deportiva y darnos una buena paliza corriendo hasta llegar sin resuello a casa y en un estado que no nos permitirá movernos hasta dentro de otros 7 días.
Como apuntamos, el ejercicio debe ser moderado en base a nuestras posibilidades físicas y porque no decirlo, mentales, que también hay que trabajar para hacer deporte. Importantes son también los objetivos que nos marcamos, cuando hacemos deporte. Si queremos adelgazar el ejercicio varía respecto a una simple puesta a punto saludable.
Tampoco hay que acostumbrarse a pensar que subiendo las escalaeras, acercándonos al trabajo andando o jugando con nuestros hijos en el paruqe está todo hecho. El ejercicio debe tener una cierta actividad aeróbica y si se puede, alternarla con trabajos de peso, ya sea en un gimnasio o aprovechandonos de nuestro propio peso muscular.
El ejercicio excesivo es dañino para el cuerpo pero claro, cada uno somos diferentes y tenemos nuestro umbral del exceso a diferentes alturas en base a nuestro estado físico, el sexo y la edad.