Muy probablemente has ido en algún momento a coger una patata para hacerla al horno, o echarla en un guiso y te has dado cuenta que tenía brotes. La germinación de la patata es común cuando pasa un tiempo desde que la compramos y la almacenamos, ya que está preparada para brotar en ambientes con climas suaves y temperatura estable. ¿Por qué aparecen esos brotes? ¿Es seguro comernos la patata o mejor la desechamos?
Brotes en las patatas: ¿qué hago con ellas?
Tu casa es un lugar perfecto para que broten las patatas, como si estuvieran en la época primaveral a unos 20 grados. La patata tiene el potencial de germinar por sí misma gracias a la acumulación de nutrientes en su interior, por lo que únicamente necesitan una temperatura cómoda y agradable para ello y algo de luz.
Cuando germina una patata, al igual que ocurre con otros alimentos, producen una sustancia química denominada solanina. Esta sustancia puede incluso ser beneficiosa en pequeñas cantidades, pero si se ingiere en grandes cantidades, puede llegar a ser tóxica en los humanos. Sin embargo, esto no ocurre si apenas vemos una ligeros brotes producidos en pocas semanas.
El verdadero riesgo de ingerir patatas con brotes y raíces es si ha pasado mucho tiempo germinando, incluso adoptando un color verdoso por la producción de solanina. La patata comienza a arrugarse al perder los nutrientes y convertirse en azúcar, lo que acelerará el proceso y se marchitarán.
Los compuestos tóxicos están en los brotes y en las partes dañadas
Si simplemente han aparecido ligeros brotes pequeños, permaneciendo la patata firme, es seguro comerla. Hemos de eliminar los brotes y las partes germinadas, así como las partes blandas si las hubiera, ya que es ahí donde se concentran las sustancias tóxicas. Sin embargo, si el estado de germinación es más avanzado y tiene síntomas comentados en el apartado anterior es mejor desecharla.
Las patatas que nunca debes comer son las que se han arrugado y se han puesto blandas, porque aumenta el riesgo de poder causar una intoxicación alimentaria. Los síntomas como vómitos, diarrea y dolor abdominal ocurren a las pocas horas de ingerir las patatas germinadas.
Embarazadas
Las personas embarazadas deben evitar las patatas germinadas a las que le han salido brotes. Si estos son apenas apreciables no tienen por qué crear efectos adversos, pero las mujeres durante el embarazo deben evitar este alimento si están en duda para no aumentar el riesgo de afectar al feto.
¿Cómo reducir el riesgo de la germinación de las patatas?
La primera estrategia para evitar que salgan pequeños brotes a las patatas y vayan aumentando hasta tener que tirar el alimento es evitar almacenarlas por largo tiempo. Solemos comprar las patatas por mallas de varios kilos y eso aumenta el riesgo de que pase un tiempo hasta que las ingerimos.
Hazte con unas pocas patatas y ve comprando a medida que las necesites. Cuando las lleves a casa guárdalas en un entorno oscuro, ya que la luz acelera el proceso de germinación.
Por último, y esto es una sugerencia popular más que algo científico, es no almacenar patatas y cebollas porque podría acelerar el proceso de germinación. Para probarlo tendrás que poner un grupo de patatas y cebollas juntas y otro grupo por separado y ver qué grupo genera más brotes.
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