Existe un cierto miedo a descansar o guardar reposo los días antes de una carrera. Es como si pensáramos que todo el trabajo realizado se va a perder. Pero nada más lejos de la realidad, incluso todo lo contrario: el descanso nos ayudará a afrontar mejor la competición. Eso sí, siempre y cuando hayamos hecho bien los deberes del entrenamiento.
Yo siempre aconsejo no hacer nada los dos días antes de una carrera. O como mucho, descanso activo: salir a trotar de forma suave quince o veinte minutos, algunos estiramientos dinámicos, algún progresivo para quitar el mono de correr a ritmo...Incluso vale el entrenamiento cruzado como coger la bici, nadar o simplemente, salir a andar.
Si hemos preparado una competición a conciencia durante semanas, es importante no fastidiarla la última semana. No hagas rodajes largos o series muy agotadoras los días antes de una competición.
También es un error muy común, sobre todo en el corredor novato, probarse días antes con la distancia de la prueba (gran error), para ver cómo vamos de ritmo. Esto es directamente inmolarse para el día de la carrera, ya que es como si hiciéramos una competición antes de la competición, no nos dará tiempo a recuperar y no estaremos al 100% el día de que lo necesitamos.
Las tres semanas anteriores, ya debes de haber reducido tu volumen (kilómetros) de entrenamiento de forma considerable, sobre todo en carreras de larga distancia. Y la última semana ya debes pensar que todo el trabajo está hecho, solo queda descansar y comer bien para llegar con todas las fuerzas disponibles.
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