Una de las peores cosas que puede sucederle a un deportista es lesionarse, no solo por el dolor físico sino por el dolor psicológico que supone tener que dejar de entrenar. Con este artículo queremos enseñarte que hay luz al final del túnel y que mientras no puedas correr, puedes practicar otros deportes que te ayudarán a mantener gran parte de tu condición física.
Entrenamiento de fuerza y levantamiento de pesas
Puede no ser demasiado obvio pero la tarea pendiente de muchos corredores es complementar el running con el entrenamiento de fuerza en el gimnasio.
Puede incluso que tu fisioterapeuta o traumatólogo te lo haya recomendado para tu rehabilitación pero aunque no sea así el entrenamiento de fuerza puede ayudarte a prevenir lesiones en el futuro y a mejorar tu economía de carrera.
Lo primero lo logra porque someter a las diferentes estructuras de nuestro sistema musculoesquelético a estímulos mecánicos induce adaptaciones positivas en ellas y las fortalece. Lo segundo lo consigue mejorando la eficiencia del ciclo de estiramiento-acortamiento (CEA) y de la capacidad de los músculos de almacenar energía elástica y usarla parcialmente en contracciones inmediatamente posteriores.
Natación
Complementar running y natación ya es algo que muchos corredores hacen, incluso los que no son triatletas, ya que se pueden conseguir buenas adaptaciones a nivel cardiovascular con la natación sin el impacto en las articulaciones que supone el running.
En el agua, podemos seguir mejorando nuestra capacidad aeróbica mientras nos recuperamos y de esta forma cuando nos echemos de nuevo a correr el rendimiento en carrera no se habrá visto afectado apenas.
Ciclismo
Con el ciclismo sucede lo mismo que con la natación. Tal vez no puedas correr pero sí pedalear ya que evitamos el impacto contra el suelo. Además si tu lesión está relacionada con cartílagos de la rodilla como el menisco, el estímulo de fricción puede ayudar a su fortalecimiento.
Power walking
Esta opción es mi preferida si realmente tu lesión te limita ya que se compone de sesiones de unos 45-60 minutos en las que se tiene en cuenta el ritmo de caminata que llevemos, respiración, postura o cambios de ritmo. El power walking puede ser una estupenda alternativa, tanto para las personas que no pueden correr como para aquellas que directamente no quieren.
Lo bueno que tiene el power walking es que carece de impacto alguno y es adaptable a cualquier nivel de condición física.
Con el power walking podemos fácilmente mantenernos entre el 65% y 75% de nuestra frecuencia cardíaca máxima lo que es una zona ideal de trabajo con la que mantener nuestra condición física mientras estemos convalecientes. A la hora de practicar este deporte los tres básicos a tener en cuenta son: hombros atrás y abajo, cabeza arriba y pecho arriba. Además presta atención a tu core y mantenlo activado.
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