El estrés, los enfados frecuentes o los disgustos son factores asociados a mayor riesgo cardíaco, pero quizá, la raíz de estos no se encuentre en el ambiente externo sino en nuestra personalidad. ¿Puede nuestra forma de ser representar un riesgo para la salud?
La realidad es que diferentes estudios muestran que quienes tienen una personalidad que tiende a experimentar más emociones negativas y a inhibir su expresión en sociedad o lo que sería igual, ser inhibidos socialmente, son quienes pueden sufrir mayores problemas de salud.
Personalidad tipo D
Mucho se ha hablado acerca de la personalidad tipo A y un mayor riesgo cardíaco, haciendo referencia a aquellas personas autoexigentes, que tienen dificultad para relajarse y todo el tiempo se sienten tensionados o cargados de obligaciones. Sin embargo, las investigaciones han arrojado resultados inconsistentes sobre este tipo de personalidad y el riesgo para la salud.
Por el contrario, científicos canadienses han concluido que quienes tienen una personalidad tipo D tienen mayor reacción al estrés, así como mayor presión arterial y riesgo cardiovascular, todo lo cual se debe a las emociones negativas y la inhibición social que caracteriza a este tipo de personas.
No sólo puede haber una respuesta fisiológica diferente ante determinados factores externos y ello, condicionar nuestra salud, sino que además, la personalidad tipo D se ha vinculado a mayor producción de citoquinas proinflamatorias, así como a un riesgo superior de sufrir problemas psicosociales y a una inferior calidad de vida, todo lo cual, puede afectar de diferentes formas la salud e inducir el desarrollo de enfermedades.
Asimismo, un estudio publicado en Journal of Psychosomatic Research señala que las personas hipertensas que tienen personalidad tipo D tienen más rasgos depresivos que aquellos que no tienen este tipo de personalidad, lo cual puede deteriorar la calidad de vida así como incrementar la morbilidad y mortalidad en dichas personas.
Como podemos ver, la personalidad sí puede ser un factor de riesgo para la salud pero ello no significa que debemos quedarnos de brazos cruzados o que no podemos hacer nada para cambiar nuestra forma de ser, pues aunque siempre conservaremos determinados rasgos, hay tratamientos contra el estrés, terapias conductuales y otras que pueden ayudarnos a reaccionar de forma diferente ante factores externos o enseñarnos a expresar nuestras emociones de manera que su reclusión no perjudique la salud.
Además, no debemos olvidar que ser optimista siempre está asociado a mejor calidad de vida y a corazones más saludables. Por lo tanto, si te reconoces en la personalidad tipo D es momento de hacer algo para vivir más y mejor tomando los factores externos de una forma diferente.
Bibliografía consultada | Journal of Applied Psychology, Vol 60(6), Dec 1975, 713-719. http://dx.doi.org/10.1037/0021-9010.60.6.713; Journal of Psychosomatic Research, Volume 55, Issue 3, September 2003, Pages 235–245; European Journal of Preventive Cardiology August 2003 vol. 10 no. 4 241-248; y Journal of Psychosomatic Research, Volume 49, Issue 4, October 2000, Pages 255–266
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