La calidad y duración del sueño influye grandemente sobre la salud del organismo. Así, un reciente estudio señala que dormir poco cada noche altera el control de la glucosa en sangre y puede incrementar el riesgo de enfermedades.
Descanso insuficiente y peor control glucémico
Según una investigación publicada recientemente con más de 950 adultos sanos evaluó durante dos semanas la relación entre las variables del sueño y el control glucémico postprandial tras el desayuno del día siguiente.
Los resultados muestran que un sueño adecuado cada noche se asocia con niveles más bajos de glucosa en sangre tras la ingesta de comida, independientemente de la calidad de la misma.
Por el contrario, un sueño insuficiente o tardío, es decir irnos a la cama más allá del horario habitual que nos acostamos, se asocia significativamente con una mayor glucosa postprandial. O lo que es igual, después de la ingesta del desayuno del día siguiente, la glucosa en sangre se eleva considerablemente.
Alterar el patrón de sueño habitual de una persona se relaciona con un peor control glucémico, todo lo cual puede conducirnos a alteraciones metabólicas que originan entre otras cosas, una resistencia a la insulina o una diabetes tipo 2, a largo plazo.
Asimismo, glucosas elevadas en sangre tras la ingesta de alimentos con la consecuente liberación de insulina, puede favorecer la acumulación de grasas en el organismo y propiciar el sobrepeso así como la obesidad.
Por todo esto, debemos darle importancia a la calidad y duración del sueño de cada noche, intentando establecer patrones de descanso adecuados y respetarlos en el tiempo con la finalidad de mejorar a nivel metabólico el control de la glucosa en sangre.
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